Louisa May Alcott podría haber sido un personaje de Louisa May Alcott y su historia, junto a la de su familia, es más épica aún que la de Mujercitas, novela que la llevó a la fama en 1868, cuando ya tenía 36 años. Ella era como una Jo, una chica fuera de la norma de la época, que amaba la literatura y quería cambiar el mundo. Comprometida con el movimiento abolicionista y militante del voto femenino, además de sus historias para niños y jóvenes escribió bajo el seudónimo de A.M. Barnard una colección de relatos atravesados por historias de incesto, adulterio y nada de amor romántico.
Desde muy joven comenzó a trabajar para ayudar económicamente a su familia y fue maestra, institutriz y costurera. Su padre era pedagogo, escritor y filósofo trascendentalista, un movimiento político y literario estadounidense crítico de su sociedad contemporánea que buscaba que cada individuo saliera de la conformidad y alcanzara una relación original con el universo. Louisa, de adulta, siguió esos ideales. Nunca se casó.
Durante la Guerra de Secesión fue enfermera y murió casi 20 años después, el mismo día que su padre estaba siendo enterrado, a causa de las secuelas del envenenamiento por mercurio que contrajo durante su servicio. Desde la adolescencia, después del fallecimiento de su madre, se hizo cargo de la crianza de sus hermanas y se ocupó del hogar, un lugar enorme y decadente que le ofrecía rincones para escribir, pero también la mantenía atada.
Orchard House, un inmueble de 300 años, es la casa museo que ahora se está cayendo a pedazos porque una invasión de termitas destruyó las vigas. Para repararla hacen falta 1,2 millones de dólares. Un tercio de la suma lo va a aportar la organización Save America a condición de que se reúnan los fondos restantes antes de fin de junio del año que viene.
Épica como una de las hermanas March, una descendiente de Louisa May Alcott salió al rescate con un manuscrito inédito de la escritora y lo puso a disposición de la fundación que cuida la casa museo para que lo venda al mejor postor. Y el pasado martes 29 de noviembre, en coincidencia con el 184° aniversario del nacimiento de la autora, se lanzó la última etapa de la campaña.
Con el auspicio del agente literario Lane Zachary, desde mayo el texto estaba siendo presentado a distintas editoriales para su publicación. El manuscrito mismo, de puño y letra de Alcott y encuadernado con una tapa original de madera de abedul, salió a subasta para sumarse a la cruzada de rescate de Orchard House. Se busca un coleccionista, un fanático, un excéntrico literario. Cualquiera que tenga un poco del espíritu del señor Laurence, el vecino adinerado y benefactor de Jo, Meg, Beth y Amy.
Para crear a la bella y caprichosa Amy, Louise se inspiró en su hermana Abigail, una pintora de renombre que, a diferencia del personaje, tuvo un final trágico. Murió al dar a luz en Francia a Lulu Nieriker. La niña fue a vivir con su tía escritora, que para entretenerla cuando ya tenía ocho años, creó Lu Sing, la historia que ahora está en venta y el último trabajo que completó pocos meses antes de fallecer en 1888.
Vía Pagina12/www.diariorepublica.com