Con un forcejeo con el hampón que le apuntaba, en la reja de su apartamento, Pedro Gabriel Lugo Aguilar, de 19 años, intentó salvar su vida, pero la muerte lo asaltó.
El crimen sucedió, la tarde del martes, en la planta baja del núcleo tres de Residencias El Cují.
El joven, estudiante del tercer semestre de ingeniería mecánica en LUZ, fue interceptado por tres sujetos desconocidos que, hacia la 1:30 de la tarde de ese día, rondaban el edificio donde vivía con sus padres.
“Pedro se percató de la presencia de los hombres justo cuando abrió la reja, intentó retroceder, pero uno de ellos jaló la manilla y metió el pie por debajo para evitar que la cerrara. Sin mediar palabras, desenfundó un arma de fuego y le disparó dos veces”, contó este miércoles, en la morgue forense, su hermano Isaac Marín.
Testigo del homicidio fue su progenitor. En la sala del inmueble estaba su padre, con quien había llegado minutos antes del supermercado.
“Ellos dejaron las bolsas en la casa y mi hermano iba a llevarle algo a un vecino, en ese momento recibió un disparo en el pecho y otro en el abdomen. Pedro forcejeó en la reja para evitar que lo mataran, pero las balas lo tumbaron. Solo logró dar dos pasos y murió”, relató Marín, quien denunció la falta de patrullaje en las adyacencias de la avenida Guajira, al norte de Maracaibo.
El familiar aseguró que, de acuerdo con versiones de un testigo, los tres criminales llegaron en una camioneta Chevrolet Blazer, vinotinto, ingresaron al conjunto residencial y subieron y bajaron las escaleras varias veces.
“Dijeron que los delincuentes estaban bien vestidos, dieron las buenas tardes al entrar y caminaron hacia el núcleo tres. No sabemos si esperaban la oportunidad para robar cuando alguien abriera la puerta”, continuó Isaac Marín.
Confundido, y aún conmocionado, el hermano no encuentra explicación por el asesinato de Pedro Lugo. “Era un muchacho tranquilo, muy inocente para su edad. Desde adolescente quiso trabajar para costearse sus estudios y, hace apenas unos días, logró comprarse una laptop que necesitaba”, señaló.
Mencionó que Lugo tenía más de un año laborando en un restaurante de comida rápida de Delicias Norte. Había sido a principios de año el empleado del mes y en ese corto tiempo alcanzó la categoría “Cruz experto”, que concede la empresa a los trabajadores con destrezas y capacidades especiales.
“Era un empleado entregado, con mucha mística, responsable. Cuando tenía tiempos libres se lo dedicaba a la familia. Ese día tenía la fiesta de Navidad y Fin de Año, pero no hubo tal celebración. Los compañeros se reunieron y usaron un brazalete con su nombre en señal de luto”, contó.
Marín agregó: “Es la primera vez que una desgracia como esta ocurre en nuestra familia. El papá de Pedro es jubilado y se puso a trabajar como taxista para ayudar con los gastos. Él tampoco tiene problemas, ni enemigos”.
Los detectives del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas analizan dos ejes para establecer el móvil del asesinato.
“La tesis que cobra mayor fuerza es el robo, sin embargo pudo haber existido una confusión entre los homicidas y ultimaron a Lugo Aguilar en lugar de otra persona”, presumen voceros de la policía científica.
Vía Panorama
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