A pesar de que el gobierno de Venezuela ha señalado que no encontró evidencia de la presunta matanza de 80 indígenas de la etnia yanomami en una zona selvática muy cerca de la frontera con Brasil, la polémica sobre el asunto parece estar lejos de amainar.
Algunos sectores vinculados con grupos indígenas señalan que el gobierno ha manejado la situación de forma apresurada o con intenciones políticas.
De acuerdo con las organizaciones indígenas que realizaron la denuncia, la matanza tuvo lugar en julio pasado en la comunidad Irotatheri en el alto río Ocamo, un afluente del Orinoco.
Según los denunciantes, grupos de garimpeiros –brasileños dedicados a la minería clandestina– dispararon contra un shabono (aldea yanomami) en el que habitaban al menos 80 indígenas y después quemaron la casa que servía de vivienda para el grupo.
El sábado pasado, la ministra para los Pueblos Indígenas, Nicia Maldonado, declaró que, tras realizar una visita a las comunidades yanomamis con una comisión de militares, fiscales y policías de investigación no se hallaron evidencias que refrendaran las denuncias.
"Podemos decirle al país que no se encontró evidencia de ninguna muerte o no se encontró evidencia de casa o shabono incendiada en estas comunidades señaladas como escenario de este supuesto crimen", dijo la ministra Maldonado al canal estatal Venezolana de Televisión.
Difícil acceso
La comunidad yanomami vive en una zona alejada de la selva amazónica.
Sin embargo, Romel Guzamana, coordinador general de la Confederación Indígena Bolivariana de Amazonas (COIBA), no concuerda con las palabras de la ministra.
"El gobierno desmintió la información, la ministra señala que es falso y nosotros no sabemos si la comisión realmente estuvo en Irotatheri", afirmó el dirigente indígena a BBC Mundo.
"Uno de los sobrevivientes en Puerto Ayacucho sostiene que está vetado al acceso a la información, por lo que no podemos saber hasta qué punto es cierto todo lo que se ha dicho", explicó.
Conocedores de la zona señalan que el acceso a la remota comunidad Irotatheri, ubicada el Municipio Alto Orinoco del estado Amazonas, es largo y difícil.
"Primero se debe ir hasta Momoi en helicóptero, luego se necesitan de tres a cinco días caminando por la selva hasta llegar a la raya limítrofe con Brasil", apunta Guzamana. "La comisión fue y regresó y no hemos escuchado testimonios de los afectados".
Monseñor José Angel Divassón Cilveti, el obispo de Puerto Ayacucho (capital del estado Amazonas), reitera: "A esta región se puede llegar por helicóptero o a pie, a través de la selva. Pero sobrevolando no es mucho lo que puede averiguarse, no se ve nada, ya que una alfombra de árboles lo cubre todo".
De igual forma, la Coordinación de Organizaciones Indígenas de Amazonas (Coiam) presentó este lunes un comunicado en el que reconoce los esfuerzos de las instituciones y el gobierno por realizar la investigación correspondiente y verificar la información.
Pero muestra su preocupación porque "la comisión no llegó al shabono de Irotatheri, lugar donde presuntamente habrían ocurrido los hechos en el mes de julio de 2012, razón por la cual no se puede decir que no se encontró evidencia alguna que demuestre la presunta masacre".
Críticas
Frente a las dudas de las organizaciones que operan en la zona donde presuntamente se produjo la matanza, el ejecutivo mantiene que la comisión gubernamental constató normalidad en las comunidades de la etnia Yanomami.
Según reportó la agencia AVN, este domingo, el ministro para las Relaciones Interiores y Justicia, Tareck El Aissami, sostuvo que las autoridades contactaron con siete de las nueve comunidades yanomamis que hacen vida en la entidad.
"Gracias a Dios todas están bien", escribió el ministro en su cuenta de la red social Twitter.
Además, El Aissami tachó de "repudiable la manera miserable como algunas personas y medios de comunicación difundieron la falsa noticia sobre las Comunidades Yanomami".
¿Silencio electoral?
"Lo importante es llegar a la verdad, para ello es necesario llegar hasta el corazón de la comunidad yanomami afectada. Hay otras comunidades indígenas que están en peligro por la presencia de garimpeiros. "
Monseñor José Angel Divassón Cilveti – Obispo de Puerto Ayacucho
Pero para algunas voces de la oposición, el gobierno de Venezuela está tratando de silenciar la masacre.
"Creo que lo malo de esta situación es que la denuncia se dio a conocer en medio de campaña electoral", afirma el opositor gobernador del estado Amazonas, Liborio Guarulla. "El gobierno considera que todo escándalo le perjudica en este momento, por lo que ordena callarlo", sostuvo en declaraciones a BBC Mundo.
"Lo primero que hizo la ministra fue negar el hecho, eso sucedió el jueves. Y dos días después, el sábado, dice que no hubo matanza. Se supone que la comisión llegó hasta el Alto Orinoco, pero no pudieron llegar hasta el sitio (Irotatheri), donde no hay helipuerto", agregó el político opositor, quien critica que en ese viaje no se llevaran testigos, medios de comunicación, ni expertos.
"Tampoco se ha podido obtener el testimonio de la gente. Los denunciantes se encuentran secuestrados", afirmó Guarulla quien apunta que Luis Shatiwë, un líder de la organización Yanomami Horonami y el primero en hacer pública la denuncia "está recluido" en el comando militar de Puerto Ayacucho.
BBC Mundo intentó comunicarse con el Ministerio del Poder Popular para los Pueblos Indígenas para contrastar estas denuncias y no obtuvo respuesta.
"Lo importante es llegar a la verdad"
El obispo Divassón Cilveti lamenta los "conatos de politización" en este caso. "Ahora una comisión nombrada por la Fiscalía se encuentra en un lugar cercano a la zona donde supuestamente ocurrió el acontecimiento y es importante cuidarse de esto, el ambiente está difícil y caben todas las respuestas".
"Lo importante es llegar a la verdad, para ello es necesario llegar hasta el corazón de la comunidad yanomami afectada. Hay otras comunidades indígenas que están en peligro por la presencia de garimpeiros", sostiene.
"Garimpeiros pasan de Brasil a Venezuela a realizar su actividad minera, con todas las consecuencias sobre el medio ambiente, contaminación de las aguas, violencia, enfermedades. Muchos yanomamis han muerto de tuberculosis, pues son muy frágiles", concluye Cilveti.
Esta no es la primera vez que se hacen denuncias de matanzas en la comunidad yanomami. En 1993 hubo una incursión de garimpeiros en la comunidad Haximú, en territorio venezolano, tras la cual se pudo corroborar la muerte de 16 indígenas.
También se ha denunciado mucho la presencia de garimpeiros que van a esa zona a realizar su actividad minera.
Vía BBC/Marcos Salas