Los sicarios que le dieron muerte a Elio Riganelly Araujo, de 48 años, exjefe de Poliurdaneta conocían su rutina diaria, aseguraron los familiares. Los victimarios sabían que de lunes a vienes, pasadas las 7:00 pm, el funcionarios policial salía de clases en elñ núcleo de la Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt (Unermb). Luego, dejaba a Alfredo Morato, quien era su compañero de trabajo, en el sector La Guajira, de La Cañada de Urdaneta y se iba a su residencia en Sierra Maestra en San Francisco.
La noche del viernes, dos delincuentes e siguieron, en moto, el carro donde se desplazaban Morato y Riganelly. Los persiguieron cuando los vieron salir de la Unermb e iban marcando su paso, dijeron voceros policiales.
Cerca de las 8:30 de la noche, comenzó el tiroteo. Los hampones le cayeron a tiros al Ford Fairlane, conducido por Morato, cuando transitaban por un callejón oscuro del sector El Venado, parroquia Concepción, de La Cañada.
Una ráfaga de disparos escuchó los residentes de la zona, Morato recibió cuatro tiros que le hicieron perder el control del volante y se estrelló contra la cerca de una casa. La destrozó toda; el carro quedó en el terreno de la vivienda. Riganelly fue impactado por cinco de los proyectiles y murió en el sitio, mientras que su amigo se debate entre la vida y la muerte en la UCI del Hospital General del Sur.
Los sicarios huyeron. Funcionarios del Bloque de Búsqueda y Captura del Cicpc realizan labores de inteligencia para dar con el paradero de los hampones. Riganelly estudiaba en la Unermb la licenciatura en Educación Física, también tenía una carrera técnica en Agronomía. Dejó cinco hijos.
Una cuñada lo describió como: “Un hombre intachable, buen padre y un trabajador incansable”. Ella junto a uno de los hijos esperó, ayer, la entrega del cuerpo en la morgue. Se abrazaban y lloraban a la puerta roja de la medicatura; la escena era desgarradora.
Su hermano de crianza, Francisco Briceño, contó que Riganelly Araujo inició su carrera policial en Polisur. “Era un hombre correcto. En una oportunidad me dijo que quería renunciar a Poliurdaneta porque había factores de la intervención con los que no estaba de acuerdo”, expresó.
Dentro de la policía de La Cañada hay dolor y asombro. El funcionario dedicó ocho años de su vida al servicio de ese cuerpo policial; entró en la segunda promoción. El último cargo que ocupó fue el de jefe de la división de patrullaje lacustre “Fue un oficial que no se involucró en delitos, siempre fue fiel a sus principios, un maestro y detractor de la delincuencia”, comentaron los compañeros de labores.
Sus amigos le decían “El viejo Riga”, por cariño. “Como buen policía ganó enemigos criminales”, dijeron los parientes. Su cuerpo es velado, bajo la sombra de un gran árbol, en la casa donde residía, en Sierra Maestra, en San Francisco.
La policía científica investiga y no descarta ningún móvil en el crimen.
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