La muerte, proceso donde el ser humano pasa del plano terrenal al plano espiritual según algunas religiones, ha sido alcanzada por la crisis económica que abate al país, es decir, ya ni siquiera se puede descansar en paz, debido al alto costo de un servicio funerario y la carencia de recursos de los dolientes.
Esto es grave y lamentable, los cadáveres y sus familiares pasan por las peores calamidades inimaginables, como llegar al severo estado de putrefacción por no ser enterrados a tiempo. La razón es muy sencilla, quienes lloran a su muerto no pueden pagar una fosa en el cementerio. En algunos casos toca veloriar el cuerpo sin urna, ya que también cuesta un dineral. Así fue más o menos la triste historia de Pedro Claver Chávez, de 53 años, después que pereció, tras ser arrollado por un camión 750, el pasado viernes en el casco central de Maracaibo, cuando iba de parrillero en una moto.
Pedro, luego de muerto, estuvo seis días esperando que un alma bondadosa se apiadara de su cuerpo para ser enterrado, ya que su familia no cuenta con los recursos económicos para pagar un sepelio digno. El cadáver de este hombre, quien en vida fue albañil, se descompuso frente a sus seres queridos quienes lo lloraban y a la vez veían como su cuerpo se desmoronaba, poco a poco, durante este periodo. El sábado fue preparado el cuerpo en la morgue forense porque debía ser enterrado este lunes, pero el sepelio no se pudo concretar sino hasta hoy miércoles, en una fosa común, luego de varias colectas de los vecinos y la ayuda de un ente gubernamental.
Según Benilnda Rodríguez, vecina y amiga de la familia, ayer, el humilde féretro de Pedro se deshizo, cuando el cadáver drenó todo el líquido que llevaba dentro. En medio del dolor y la angustia, moradores de la zona lograron conseguir una bolsa especial de plástico para envolver los restos. Finalmente, tras una larga odisea y sacrificio, el infortunado fue sepultado en el cementerio San Sebastian.
Rodríguez señaló el cadáver se tuvo que sacar de la vivienda, ubicada al final de la avenida 63, Barrio Bolívar, porque el mal olor era insoportable. Asimismo, indicó que los habitantes de la zona están buscando la manera de que la sanidad llegue al lugar para inspeccionarlo y así evitar una contaminación, siendo los niños los más vulnerables.
Se conoció que el conductor, de la unidad 750 que arrolló a Pedro, se encuentra detenido.
El albañil a quien le costó seis días conseguir el descanso eterno, dejó seis hijos, entre ellos 4 menores de edad.
Vía NAD/Diario República
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