Un déficit de más de cincuenta mil árboles registra la Costa Oriental del Lago (COL), subregión zuliana que, en buena parte de sus siete municipios, fluye en abundancia el petróleo pero, en constraste, tiene escasez de áreas verdes.
Esa ausencia de arborización, que también presenta Maracaibo y otras zonas del estado Zulia, agrava el calorón que sienten los habitantes.
«Parece que nos estamos derritiendo. Nos falta más sombra, más maticas que nos den frescor», expresa Alba Lugo, residente del municipio Lagunillas.
El coordinador de la Fundación Hábitat, ONG adscrita al Frente Ambientalista del Zulia, Rigber Díaz precisa cuánto verdor falta en la subregión. «Aproximadamente la falta de árboles debe estar por encima de los 50 mil, eso implica que hay que hacer una gran reforestación urbana para que las ciudades sean menos calientes, para que haya menos asfalto y concreto y, bajar la temperatura».
Un árbol, según la explicación del ambientalista, puede bajar hasta seis grados en la temperatura. «Es un climatizador natural», asegura, aunque destaca que con el paso del tiempo las especies vegetales perdieron terreno en la subregión.
«La tala urbana ha venido cada día creciendo, a medida que la ciudad va creciendo disminuye la cobertura arbórea en las calles, por las construcciones anárquicas y la aparición de nuevos barrios», describe Díaz.
También recordó que en la Ley de Planificación Pública Urbana establece que un 20% deben ser áreas verdes, sobre todo en los espacios urbanizados, aunque, a su parecer, esta reglamentación no se cumple.
Joshemily Ciritt, técnico superior en mantenimiento industrial y residente en el municipio Lagunillas, habla de las ventajas que las plantas en general ofrecen. «Me parece necesaria la arborización en la COL, nos ayudaría por el calor que aquí hace y además nos dan sombra. Eso es muy beneficioso», expresa quien ha trabajado entre la subregión y Maracaibo.
«En todas partes se siente el calor, pero en mi caso, lo percibo más fuerte en Ciudad Ojeda», comenta para luego señalar cómo su pensar tiene una explicación.
«Cuando fui a una conferencia sobre subsidencia, nos explicaron que en esta parte, y en otras zonas de la COL, donde hay este fenómeno en el que estamos por debajo del nivel del lago, no recibimos directamente la brisa que llega de la orilla costera, nos pasa por arriba y la ciudad está por debajo», afirmó para recrear cómo entre Simón Bolívar, Lagunillas y Valmore Rodríguez, municipios con terrenos subsidentes, ocurre esta situación.
Ciritt cree que la compensación debe hacerse con la creación de áreas verdes e insistir con los constructores de urbanizaciones y los residentes de estos lugares, para que noten lo importante de disponer y conservar lugares para la colocación de plantas.
«En la urbanización Venezuela, por ejemplo, hay gente que el espacio para la arborización, lo tapó y hasta extendieron las cercas de sus casas, sin dejar ni un lugar para sembrar una matica. Hay que hacer una campaña para generar un cambio. Que conozcan que los árboles necesitan cuidado y que es importante su esplendor y lo que nos dan», reflexiona Ciritt.
Desde Cabimas, Juan Manuel López, residente del sector Gasplant, comenta la urgencia de darle más verdosidad al municipio. «Necesitamos más árboles, más matas en las avenidas en las que se puede plantar y también se requiere que la gente ayude a cuidarlas. Que colaboremos, porque la final el beneficio es para todos».
Haciendo un balance, María Aura Boscán, presidenta del Instituto Municipal de Vivienda y Hábitat de Lagunillas, asegura que en la zona «si hay áreas verdes y pueden verse en los corredores viales donde están en una forma lineal, y lo que nos está haciendo falta es que haya más en espacios de esparcimiento».
En las plazas Bolívar y Alonso de Ojeda, en algunas avenidas y calles, las plantas de diversas especies, están siendo sembradas como parte de un plan de embellecimiento del ornato.
Pero el gesto de darle más verde al municipio, encontró situaciones que truncan los avances. «Nos hemos encontrado con casos en los que llamamos a la gente a la conciencia. En la avenida 42 sembramos 90 búcaros un viernes, con ayuda de estudiantes, los regamos el sábado y cuando fuimos el domingo en la mañana para hacer los mismos, se los habían robado. Se llevaron 83», afirma Boscán.
Lograr el compromiso de los vecinos, una vez sean colocadas las plantas, será una de las estrategias que aplicarán.»Tenemos que sembrar dónde la gente se comprometa a cuidarlos, a regarlos, porque estamos tratando de recuperar estos espacios en las zonas donde no existen», agregó la funcionaria.
La autoridad única en ambiente en el Zulia, Lenín Cardozo, consultado sobre el tema, reflexiona «necesitamos todos los árboles del mundo». Señala que en Cabimas, en el año 2000, efectuaron un inventario del árbol Cabimo, ese que dio nombre a la localidad costeña.
«En ese momento, contamos 17 árboles, es decir que en Cabimas, nada más quedaban esos», reveló sobre un hecho que consideró grave.
Para Cardozo las especies forestales deben tener todo el espacio posible. «Necesitamos llenar de muchos árboles a Cabimas, a Lagunillas…fuera otro clima, otra ciudad, si todos en estos espacios estuviéramos llenos de árboles».
Mencionó un ejemplo que debe replicarse, como en el caso del Consejo de Ciruma, en el municipio Miranda donde el «que tala un árbol cabimo, es un delito. Allá ese árbol es sagrado».
Se refirió al tema de la sequía y cómo mantener las áreas verdes en la región actualmente. «Tenemos una experiencia que estamos desarrollando en el Paseo del Lago, todos las siembras que estamos haciendo allí, se están regando con agua del lago», afirmó sobre una acción que puede trasladarse a otras zonas de la entidad.
Vía Panorama/www.diariorepublica.com