Cree que el 30 de julio “es una fecha que va a marcar el tono del país” y para que haya una “distensión” en el país es que el presidente Maduro retire la Constituyente.
Para el dirigente político Claudio Fermín, esta semana “es crucial en la historia política” de Venezuela. Sostiene que “el país está paralizado y es necesario reactivarlo ya”, y la primera medida es que el presidente Nicolás Maduro “retire” la propuesta de la Asamblea Nacional Constituyente.
En la entrevista durante su recorrido por el Zulia, dijo que el 30 de julio es una “fecha importante” porque después de ese día “seguimos teniendo país y lidiando con lo que nos venga” y que el diálogo “no se debe cancelar nunca”
—¿Cómo vislumbra usted esta semana para el país, con más posibilidad a un enfrentamiento o a un diálogo, aunque sea forzoso?
— Veo con preocupación que el presidente Maduro y su Gobierno se encuentran paralizados, como ‘lelos’, no saben que hacer con el drama, no toman ninguna decisión, son reos de su mercado cautivo. Maduro es reo, en este momento, de un grupo radical que le reclama no ceder, no hacer concesiones como una visión de combatientes que cree que ceder es perder (…), y en una relación real adulta entre ciudadanos ceder puede ser ganar respetabilidad, paz, armonía. Él recientemente ha hecho dos afirmaciones que revelan como los temores de buena parte de nosotros (los venezolanos) se acrecientan.
La primera es, cuando refirió que al instalarse la Asamblea Constituyente pediría una ley económica para tener plenos poderes y con mano de hierro controlar los precios para combatir la inflación (…) y el país lo que espera es una rectificación de ese error. La segunda afirmación fue cuando se refirió a Freddy Guevara, y dijo que una vez que se instale la Constituyente le tenía reservada la cárcel (…) y allí viene la preocupación, que la Constituyente sería para reprimir y silenciar el descontento (…). Si alguien tenía dudas que se detenga en estas dos afirmaciones. El país está paralizado y es necesario reactivarlo ya, y la primera medida es que retire esa Constituyente.
—¿Usted ve cerca esa posibilidad?
— La veo necesaria, indispensable. Comprendo perfectamente que Maduro, en un momento en que el descontento, la inflación, la inseguridad, el desabastecimiento, la incertidumbre han ido dejando al Gobierno solo, está valorando más la opinión de quienes tiene a su lado pero ese círculo que le acompaña le está pidiendo es que no rectifique sin darse cuenta que la única manera de tener la aceptación del país es rectificando. Maduro tiene dos opciones muy gruesas: no rectificar en lo absoluto con lo cual tendría el apoyo incondicional de un pequeño círculo que le acompaña, pero tendría la oposición activa desesperada de un país impotente que no quiere vivir en comunismo; y la segunda opción, es retirarla y perder el incondicional apoyo de alguno de los radicales y ser de nuevo el interlocutor para un país que entraría en un proceso de distensión, que respiraría y diría: ‘bueno podemos abrir puertas a dialogar’. Esta semana es crucial en la historia política de Venezuela.
— ¿El 30 de julio es una fecha límite?
— La veo como una fecha importante, porque después del 30 seguimos teniendo país y lidiando con lo que nos venga.
—¿Podría haber diálogo?
— Claro. Eso no se debe cancelar nunca. Pero el 30 de julio es una fecha que va a marcar el tono del país, es decir, puede haber desde ya una distensión, un debate sobre sobre las diferencias por más duro que sea; puede existir una cohabitación por áspera que sea, mientras el país puede conversar y discutir. El problema está en que si no hay retiro de la Constituyente ocurría algo muy grave y es que se instalaría una entidad política que tendría plenos poderes sobre el Ejecutivo, el Legislativo, de administrar justicia, poderes municipales y regionales, sería una asamblea plenipotenciaria que podría tomar decisiones sobre 30 millones de personas y el problema más grave es que no se nos fue consultado.
— ¿Hay más temor a los actos constituyentes que a la Constitución final?
— ¡Hay más temor a los actos constituyentes que a la nueva Constitución!, porque el Gobierno le tira una agüita de babandí a la población diciéndole que la nueva Constitución podría someterse a referéndum, pero eso puede ocurrir dentro de tres años, dos años, y en el interín, en el día a día es la acumulación de poderes que serían la Constitución en realidad, lo demás será una formalidad. Ése es el primer escenario, no ceder y traería un país infernal, con conflictos subidos de tono (…). La segunda posibilidad es que el presidente Maduro no ceda y eso no hace sino diferir un conflicto porque con eso seguiría teniendo a su lado a tres o cuatro militares, a un pequeño grupo del Psuv, pero se expandiría de una manera insospechada los sectores de oposición con cuestionamientos.
— ¿Qué pasa con la oposición que ahora llama a ‘paros cívicos’ que terminan en violencia…?
— Lo que está ocurriendo es porque ignoraron y declararon en desacato a los diputados de la Asamblea Nacional escogidos por el país y el poder los desconoció (…) y qué le pasó a la población, que se percató que al no tener intermediario tuvo que salir ella misma, y ésa es la calle. Hoy día la oposición hizo metástasis, no sabemos dónde está porque fue anulada por el propio poder gubernamental. Hoy día tienes a la resistencia que plantea una oposición de protesta muy sustantiva (…). Esa diversa oposición podría recibir como una buena noticia que el Gobierno cede, que hay distensión. El Gobierno no puede seguir comportándose como si fuera un asunto privado (…). Maduro puede diferir esa Constituyente, puede suspenderla, puede abrir un paréntesis de varios meses para discutir otras bases comiciales, pero lo que no puede es imponerle a 30 millones lo que él quiere hacer con el país.
— La liberación de Leopoldo López, insinuó que había algo andando para el entendimiento…
— Eso indica que es posible que haya habido algún tipo de negociación, pero el ambiente de polarización es tan intenso, tan lesivo (…) que les da vergüenza a unos y a otros reconocer que han conversado (…).
— El presidente Maduro ha insistido en que él llamó a la Constituyente porque no había posibilidad de diálogo, ¿qué hubiese pasado si no se convoca, en qué punto estaríamos?
— El drama del totalitarismo es que no entiende la vida sino bajo la subalternidad total (…). Le hicieron trampa al país al jubilar 13 magistrados para designar otros (…) y los siete que están en la Sala Constitucional, que han usurpado todas las funciones tienen al país arrinconado, pero tienen a Maduro feliz, allí comenzó el conflicto (…) y todas las protestas de liberar a los presos políticos, respeto a la Asamblea, el desabastecimiento pasaron a segundo plano con el problema de la Constituyente.
— Es decir, que el Gobierno creó otro problema…
— Creó otro problema que a lo mejor no lo sistematiza así, pero ha reaccionado ante el ánimo insaciable de un Gobierno que quiere tener todos los poderes.
— Y la intermediación del papa Francisco y los expresidentes mediadores…
— El Papa ha hecho llamamientos a la paz y a la armonía, países que tienen importantes negocios con Venezuela han pedido que esto se suspenda, el ciudadano de a pie ha salido a manifestar, desde todos los ángulos se está pidiendo que se suspenda tengo abierta la esperanza para que el Gobierno le pruebe a los venezolanos y al mundo que podemos tener diferencias y que está oyendo en qué país vive (…).