Por Billy A Gasca Z
Nuestra Constitución establece el tipo de federación del Estado Venezolano, señalando que nuestro sistema republicano está fundamentadoen los preceptos que la misma constitución establece a tenor de lo dispuesto en el artículo 136,referido al principio de distribución vertical del poder público, introduciendo una novedad propia del modelo de estado social, en donde los poderes públicos aunque funcionalmente se encuentran separados deben “colaborar” entre sí para llevar a cabo los fines del propio Estado.
Teniendo claro el modelo de federación, entonces tenemos que descifrar que tipo de descentralización poseemos. En consecuencia, la descentralización política territorial, es decir, el proceso político constitucional de distribución vertical del Poder del Estado (Poder Público) entre entidades territoriales autónomas dotadas de gobiernosdemocráticos propios, es un fenómeno propio del Estado de derechodesde su concepción inicial montado sobre el principio de la limitacióndel poder, precisamente por su distribución y separación; y además, delas democracias para asegurar la posibilidad de la participación política,es decir, para asegurar que sean participativas.
Hace un poco más de dos décadas la dirigencia política de nuestro país,producto de una crisis política que socavaba las bases de la democracia,entendió y adelantó las reformas políticas como fórmula para mantener la estabilidad social mediante la descentralización política, y por ello,en 1989, en buena parte por presión de la sociedad civil, se efectuaronlas que pueden considerase las reformas políticas más importantes detodo el siglo XX, al disponerse la elección directa de gobernadores yalcaldes y sancionarse la Ley Orgánica de Descentralización, Delimitacióny Transferencia de Competencias del Poder Público.
El reto que tenemos hoy los ciudadanos que creemos en este tipo de modelo participativo en las finanzas públicas desde la provincia es impulsar las reformas necesarias para que las gobernaciones y alcaldías puedan recobrar la posibilidad real de administrar recursos financieros que apalanquen el desarrollo sostenible de las regiones, y con ello, el desarrollo integral del país.
La descentralización político territorial en Venezuela, por tanto,sigue siendo una asignatura pendiente por realizar, debe ser por tanto una bandera ciudadana desligada de colores políticos e intereses grupales para que sea el principal instrumento de desarrollo y un gran desafío para el progreso de todos con el mismo nivel de oportunidades. De esa manera podremos adelantar a gran escala lo que siempre hemos soñado, ser una potencia energética, industrial, pero por sobre todas las cosas, ser un ejemplo de democracia para el continente y el mundo.
Docente Universitario