El desideratum histórico imperialista de dominación unipolar del mundo, hoy en dia, frente al insurgente reacomodo económico y financiero mundial; es reimpulsado con audacia patológica aplicando cualquier método para «torcer el brazo» de los pueblos, haciendo caso omiso a la Carta de las Naciones Unidas, de los Derechos Humanos y sin importarles lo genocida que resulte.
Los designios imperialistas son acometidos con la dominación política, económica y cultural de las múltiples y distintas sociedades, mediante el control político de sus respectivos Estados.
La decadencia y codicia de la hegemonía yanki imponen afanosamente controlar, dominar y homogeneizar el poder politico de las naciones, para asegurarse la insaciable especulación financiera mundial y concentración de la acumulación de capital.
Dicha estrategia política, se desarrolla de cara a su propio desvanecimiento económico y financiero transparentado por algunos factores: emergente desdolarización de la economía mundial, déficit presupuestario recurrente e in Crescendo en la economía norteamericana (984.000 millones de dólares en 2019, 205.000 millones más que el 2018); frente a polos fácticos de desarrollos vigorosos y en marcha indetenible, estructurándose desde la construcción concertada, de un sistema global de comercio intercontinental político, económico y financiero, pluripolar y multicentrico.
En consecuencia, la lógica imperialista no cesa en su empeño de dominación política de los Estados y la explotación, saqueo y expoliación de los recursos naturales nacionales y soberanos en táctico atentado contra los Estados-Nación «en vía de desarrollo», para alinearlos en beneficio desmesurado, sostenido e inagotable de patrimonios financieros y entidades transnacionales que concentran el capital y el poder político, mediante la condición de dependencia política económica y financiera de la mayoría de las naciones del mundo, referentes de la cosmogonía occidental.
La derecha oligárquica, sumisa y entreguista es el enclave en Latinoamérica del imperialismo neoliberal, entronizado como formación económico social legitimadora de la pobreza, la exclusión social y el control político de los Pueblos.
Pueblos, que hoy protagonizan en el Sur avances políticos, rebeliones populares por la justicia social y contra el yugo oligárquico, el cual, apela a su esencia fascista con el oprobioso expediente del putschismo y la represión asesina, para conservar el poder político de las elites plutocráticas dominantes, que nutre al hegemon.
MARACAIBO, 10/11/2019
ENTREVEO N° 54