Por Enrique Parra
El Estado de Excepción en Venezuela es un precepto constitucional, el cual lo habilita el Presidente de la República en coyunturas políticas extraordinarias, que alteren peligrosamente la seguridad de todos los ciudadanos, del país y sus instituciones. En razón de ello, la activación del Estado de Excepción en la frontera del Táchira con Colombia es constitucional, políticamente procedente, oportuno y militarmente perentorio.
Dada la sobrevenida rebelión de los empresarios contra el Pueblo; sus perversas consecuencias (fundamentalmente en Estados fronterizos), han conducido al Gobierno Bolivariano a tomar medidas con apoyo popular, para controlar y derrotar un plan económico-comercial subversivo, nunca antes vivido, al que se combate con decisión y firmeza desde la Constitución; siendo una de esas medidas la reciente habilitación del Estado de Excepción, que es además, como nación independiente, una acción de gobierno soberanísima.
Por otro lado, dicha acción gubernamental es inducida por el intolerable y delincuencial ataque a comisión de jóvenes oficiales de la FANB, perpetrado por paramilitares “uribistas” en el Estado Táchira. No es contra el Pueblo colombiano, como farisaicamente lo declara la menguada oposición venezolana –cada vez más prostituida ante intereses transnacionales – pero sí lo es, y lo será siempre; contra las oligarquías latinoamericanas que envilecidas por sus pactos financieros con el capital transnacional, pretenden seguir ofertando por encima de los Pueblos, la Patria Grande.
El consorcio oposicionista venezolano (mud), en concierto con agentes de la derecha latinoamericana subyugados a designios del imperio, alzan su voz otra vez, al margen de las expectativas y necesidades más sentidas, del inmenso e indoblegable Pueblo Colombo- Venezolano.
Venezuela y Colombia somos Pueblos hermanos, hijos de una misma madre: la Independencia Latinoamericana, de un mismo Padre: el Libertador Simón Bolívar.
Maracaibo 23 /08/ 2015