Por: Soc. Enrique Parra
La oposición que es expresión política de la derecha neoliberal en nuestro país, está destinada en el futuro inmediato a convertirse una vez más, en la protagonista de la violencia fascista y contrarrevolucionaria; violencia indeseada por la mayoría del pueblo, que ha decidido tornar irreversible la inclusión social, que solo garantiza el proceso Revolucionario Bolivariano.
La fatalidad de la oposición, está determinada por una especie de callejón sin salida, en el que su propia dirigencia la ha entrampado. La desgracia de la derecha venezolana se entrevé insoluble.
La realpolitik devela, que si la oposición logra ganar el próximo 6-D la mayoría de escaños en la Asamblea Nacional, la orden imperial impartida a esos imaginarios parlamentarios – que cumplirían ciegamente – es abocarse a elaborar una conjura parlamentaria, para perpetrar un golpe de estado “institucional”, lo que ineluctablemente provocaría un desenlace de violencia fratricida. Tal Coyuntura trágica, la derecha internacional la haría propicia, para infiltrar mercenarios extranjeros (paramilitares y contratistas) en aras de arrebatarle el poder al pueblo, para entregárselo al capital transnacional expoliador de Patrias.
Si por el contrario, la derecha resultara derrotada democráticamente el 6-D – como estoy convencido va ocurrir – no tendrán otro protocolo político más que apelar a la convocatoria de sus copartidarios, para fomentar violencia callejera (guarimbas) partiendo de la presunción de que su derrota es expresión de un “monumental” fraude electoral; anuncio subversivo que construyen, mediante el discurso que descalifica al CNE (arbitro electoral) así como, las conjeturas, propuesta y observaciones desconcertantes que formulan alrededor de la organización, administración y ejecución de dicho proceso electoral.
La oposición pareciera condenada, por su inexcusable acción política fascista, a un destino cada vez más desesperanzador.
Maracaibo, 06/09/15