Por Segundo Chirinos
El vil asesinato del diputado Robert Serra y María Herrera tiene un claro mensaje para Venezuela y todos los venezolanos. El odio, la intriga, la falta de valores y respeto a Dios. La vida no vale nada, no solamente para el delincuente común. Asimismo, en las altas esferas de la política de la oposición se presume el ordenamiento de esos crímenes terribles contra funcionarios públicos por la ambición de poder político y económico.
La descomposición social que estamos viviendo es una muestra más de que debemos profundizar leyes nacionales, regionales, políticas de Estado y de frontera, nuestros males de delincuencia común, contrabando, extracción de divisas, de alimentos, de gasolina, tráfico de drogas, sicariato, robo de vehículos, buhonerismo incontrolable, entre la infinidad de problemas sociales que son males aprendidos por una parte de la población venezolana, a causa de nuestra política de fronteras abiertas.
Casi un millón de colombianos en Venezuela, cedulados a granel, han llegado a nuestro país huyendo por delincuentes, perseguidos políticos o desplazados. Nuestras políticas establecidas en épocas pasadas y, lamentablemente, en tiempos de revolución, han dado puerta libre a Colombia, que no ha entendido el verdadero sueño del Libertador Simón Bolívar, como es la hermandad entre pueblos.
Somos importadores por excelencia de todos los males que agobian a otros países, sin dejar de tomar en cuenta el caos social que ocasionan a los venezolanos en la salud, educación y el empleo.
El joven y brillante diputado Robert Serra entendió cuál era su trabajo, no solamente hacer excelentes discursos en la Asamblea Nacional. Hacía además el parlamentarismo de calle, buscando soluciones a los vecinos, a las ciudades y regiones.
¿De qué nos sirve a los venezolanos tener diputados nacionales y regionales, con inmunidad parlamentaria, para su provecho personal, para su reconocimiento público y para inflar sus egos, si no ayudan a atacar los problemas sociales, ni a vigilar la buena administración de cualquier institución pública, ni la actuación de los cuerpos policiales y militares?
Hace mucho tiempo no vemos en Venezuela interpelaciones nacionales ni regionales contra algunos funcionarios policiales para evaluar sus actuaciones, y mucho menos de directores de instituciones públicas y privadas. Aquí los parlamentarios, si acaso, se dedican solamente a legislar, pero se olvidan de la denuncia oportuna, veraz, sustentada, que sirva para mejorar la calidad de vida de los venezolanos. Por eso me atreví a escribir sobre la “planchitis aguda” en Venezuela.
Mi paso como diputado regional del Zulia me sirvió para poner orden, para interpelar, para hacer destituir de sus cargos a malos funcionarios, para hacerlos expulsar. Nos tocó guerrear contra directivos y funcionarios de la antigua PTJ, de la Disip, de la Onidex, contra los terratenientes urbanos y extraurbanos, y estar vigilantes de la actuación de los cuerpos policiales, buscando depurarlos de los funcionarios corruptos que han perjudicado el bienestar colectivo.
Si sólo dos o tres diputados por estado se dedicaran a hacer profilaxis social, dentro de sus atribuciones, estoy seguro de que veríamos surgir en Venezuela nuevos y verdaderos liderazgos como el de Robert Serra, Luis Homez, etc., pero tengo la impresión –con el debido respeto de mis camaradas revolucionarios, más la critica a los dirigentes de la oposición–que estamos dejando todo el peso de las denuncias y la investigación en las políticas del gobierno nacional.
Atacar la delincuencia, el sicariato, la delincuencia común, la prostitución, el homosexualismo, la drogadicción, el tráfico de drogas, el consumo y venta de licor en forma desmedida es un problema de todos los venezolanos, especialmente de quienes detentan el poder político. Ya está bueno de tener diputados que sirven solamente para “adornar” el parlamento nacional o los regionales.
Un diputado de la República Bolivariana de Venezuela debe ser un buen ejemplo a seguir ante los ojos de la población venezolana, por su responsabilidad con la sociedad que representan y que los reconocerá con afecto y cariño.
La gloria para Dios.
Presidente Red de Transporte Socialista
Militante PSUV