Por Segundo Chirinos
“¡Epa, hermano! No huyas, cobarde. Enfrenta la justicia venezolana”. Ese debería ser el comentario de uno al otro, dos abogados, dos historias.
Humberto Prado Sifontes y su paso como recluso en las cárceles de Venezuela, por delitos de robo a mano armada y averiguación abierta por homicidio. Si bien es cierta su libertad y sus deseos de superación, esto no debe ser motivo para tener resentimientos contra el sistema carcelario actual ni contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro; en todo caso, quien falló fue su persona, fueron sus padres por no estar pendientes de su educación y por no darle buenos principios morales. Mucho menos por haberse colado en gobiernos de la cuarta República y llegar a ser director de la cárcel de Yare (3 de septiembre de 1996), removido por el entonces ministro de Justicia, Hilarión Cardozo, por falta de idoneidad para ejercer el cargo, contra quien planteó una demanda ante tribunales del pasado, la cual fue inadmisible. Este ciudadano, coordinador general del Observatorio Venezolano de Prisiones, siempre ha pretendido levantar la población carcelaria con el cuento de asumir la defensa de los derechos humanos de los detenidos; por eso ha tenido enfrentamientos con la ministra Iris Varela, contra ministros de Interior y Justicia, y contra el Gobierno del presidente Chávez.
En el fondo pretenden tapar sus historiales bien negros como funcionarios de la administración pública. El otro, William Mauricio Prado Sifontes, director de la Disip en el Zulia, en la época de Oswaldo Álvarez Paz (año 1991) como gobernador, su amigo personal, a quien impulsaba para la Presidencia de la República. Luego, William Prado Sifontes pasa a ser protegido de Eduardo Coello, secretario de gobierno de Lolita Aniyar. Coello, además de ser ahijado de Rafael Caldera, lo protegía desde la Fiscalía General de la República, donde llegó a ser director general cuando Ramón Escovar Salom la presidia. Además, William Prado Sifontes era protegido por algunos jueces del poder judicial y fiscales del Ministerio Público de la región zuliana. Siempre dije que ese funcionario era un malandro y no podía estar ocupando ese puesto al frente de un cuerpo policial como la Disip. Contra él nos enfrentamos como concejal de Maracaibo y como diputado regional; lo sacamos del Zulia por nuestras denuncias de su inmensa corrupción y pillaje con bandas para extorsionar a los ciudadanos, comerciantes, empresarios y dirigentes políticos; uno de ellos fue el acribillamiento en la urbanización Cumbres de Maracaibo del hijo del ganadero de la etnia Wayu, “el negro” Paz, por no dejarse extorsionar.
William Prado Sifontes comulgaba con todos los delitos habidos y por haber. En pleno despacho de la Fiscalía General discutí con Eduardo Coello que, o lo sacaba de inmediato del Zulia o armaba un escándalo público por la prensa nacional. Ante esta situación fue cambiado de inmediato (año 95). Además, en el año 1992, William Prado se enfrentó a los gloriosos militares del 4 de febrero, comandados en Zulia por Arias Cárdenas. El gobernador lo sabe muy bien. Aquí, en la primera división, con el general Esqueda Torres, todos los días pisoteaban y golpeaban a los militares detenidos por la intentona que le cambió el rumbo a Venezuela. Muchos desconocíamos que William Prado Sifontes venía de otros estados donde habían masacrado a otras personas por considerarlos comunistas, como la masacre de Yumare (8 de mayo, de 1986), con más de 11 muertes. Igual en El Amparo, con López Sisco y William Prado Sifontes en tiempos de gobiernos adecos y copeyanos.
Por la masacre de Yaracuy William Prado Sifontes anda huyendo de la justicia venezolana, con código rojo de la Interpol. Se encuentra en Perú, donde se ha pedido su extradición para que enfrente a la justicia venezolana.
Hoy se ha hecho justicia a los familiares de las víctimas gracias al coraje de la fiscal general de la República Luisa Ortega Díaz.
Desafortunadamente, en nuestro socialismo se han infiltrado algunas alimañas. Cuando el general de división Esqueda Torres se le coló al presidente Chávez y éste lo puso de ministro de Comunicaciones e Infraestructura, empezando su gestión, se llevó a su gran amigo William Prado Sifontes como gerente de Finanzas, desfalcando al ministerio. Igual cuando asumió la Dirección de Recursos Humanos de Ipostel, donde fue removido de su cargo por la masacre de Yumare.
Por lo que vemos, estos dos hermanos tienen suficientes razones de odio y resentimiento contra el gobierno nacional. Caso parecido, Oswaldo Álvarez Paz, ex gobernador del Zulia, y Fernando Álvarez Paz, ex presidente BIV, en tiempos de socialismo.
La gloria para Dios.
Presidente de la Red de Transporte Socialista
Militante PSUV