Enmarcado en fuertes protestas y una huelga general convocada por Fedecámaras, que duró más de tres días, el 11 de abril del 2002, el mando de la oposición convocó a una marcha permisada entre los sectores caraqueños de Parque del Este y PDVSA Chuao que luego fue desviada hacia al Palacio de Gobierno ubicado en Miraflores, Caracas, esta marcha fue fuertemente promovida e impulsada por los medios de comunicación privados de Venezuela.
Alrededor del mismo se habían congregado simpatizantes de Hugo Chávez, y cuando ambos bandos se encontraron se produjeron enfrentamientos que causaron varios muertos en ambos bandos. Si bien todavía se discute quién inició y quién continuó el tiroteo esa tarde, en la madrugada del día siguiente el Alto Mando Militar venezolano anunció que Chávez había renunciado tras habérselo solicitado . Inmediatamente, militares adversos a Hugo Chávez ejecutaron un Golpe de Estado que colocó en la Presidencia al presidente de Fedecámaras Pedro Carmona Estanga. Luego de fuertes protestas de los simpatizantes de Chávez y algunas presiones internacionales, ya que muchos países no reconocieron a Carmona, los militares leales al Gobierno retomaron el poder y Chávez reasumió la Presidencia en la madrugada del 14 de abril de 2002.
La oposición argumentó fervientemente que lo ocurrido no fue un golpe de Estado, sino un vacío de poder, originado por la declaración del Alto Mando Militar, la supuesta renuncia de Chávez, de su vicepresidente Diosdado Cabello y por el desconocimiento público de algunos oficiales a la autoridad de Chávez. Inicialmente el recién instaurado Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela emitió un veredicto dictando que lo sucedido el 11 de abril fue un vacío de poder, sentencia que sería anulada.
Chávez y sus seguidores lo llaman un «golpe mediático», argumentando que los medios privados de comunicación venezolanos, tuvieron una gran cuota de responsabilidad en el golpe de Estado, autocensurando información comprometida con los golpistas e incluso de ser ellos los principales promotores. Los chavistas también mencionan que fue un golpe empresarial, pues el efímero presidente Carmona no sólo era empresario, sino que era el presidente de la principal organización patronal, llamada Fedecámaras; igualmente, el golpe fue apoyado por un obispo de la iglesia católica.
He aquí tres documentales que retratan diferentes visiones de lo que ocurrió hace 11 años: Ofrecemos un extracto de «La revolución no será transmitida», de los irlandeses Kim Bartley y Donnacha O’Brien; un fragmento de «Puente Llaguno, claves de una masacre», realizado por Pana Films; y finalmente «La sangre de una nación», del cineasta mexicano Juan Pablo Arroyo.
«La revolución no será transmitida»
«Puente Llaguno, claves de una masacre»
«La sangre de una nación»
Redacción DiarioRepublica.com