La noche china se enciende con la luz de coloridos faroles mientras comienzan las actividades con motivo del Festival de los Faroles que este año se celebra hoy sábado.
En la ciudad de Quanzhou de la provincia oriental china de Fujian está abierta una exposición de faroles desde la noche del jueves. La calle de Xinmen se decoró con 805 faroles tradicionales fabricados a mano y adornados con bellos dibujos.
«Algunas personas caminan con un farol en la mano mientras disfrutan de la exposición, lo que hace que la atmósfera sea especialmente festiva», describe Mai Binbin, vecina de la ciudad.
En el turístico Templo de Confucio de la ciudad de Nanjing, capital de la provincia oriental de Jiangsu, decenas de miles de faroles de colores forman un mar de luces.
Un residente local llamado Mao Mingjuan llevó a su hijo al templo para contemplar los faroles y deseó que la visita ayudase al niño a entender mejor la historia del festival y el templo.
El Festival de los Faroles, que se remonta a la dinastía Han del Oeste (202 a.C. – 8 d.C.), se celebra el 15º día del primer mes lunar para marcar la primera luna llena del año.
You Guoqing, un experto en folclore de la municipalidad de Tianjin, indicó que, a diferencia de otros festivales tradicionales que destacan la reunión familiar, en el Festival de los Faroles se sale más a la calle a celebrar.
Además de contemplar los faroles, también es un día para apreciar la luna llena, resolver acertijos, ver presentaciones artísticas y comer ‘tang yuan’, una especie de empanadillas hechas de arroz glutinoso, normalmente con relleno dulce.
El festival es también un momento para los encuentros románticos. En la época feudal no se permitía que las mujeres jóvenes salieran a la calle libremente, pero ese día era una excepción.
Algunos aspectos del festival como la atmósfera romántica están desapareciendo, pero la gente aún lo considera un día para alegrarse y aspirar a la felicidad.
Las memorias de niñez del Festival de los Faroles permanecen vivas en Yu Le’an, un anciano de Changsha, capital de la provincia central de Hunan.
«Debido a los impedimentos económicos de aquella época, los niños esperábamos ansiosos la llegada del año nuevo y los festivales, pues significaban ropa nueva y buenas comidas», recordó Yu, que agregó que «algunas veces, mi madre escondía una pequeña moneda en un tang yuan y nos pedía comer despacio y tener cuidado con los dientes, ya que se consideraba que la moneda traería suerte y salud a quien la encontrase».
En la actualidad, el festival se ha convertido en una mezcla de tradición y modernidad.
El taller de la artesana farolera Lyu Xiezhuang, de Shanghai, está a pleno rendimiento, pues mucha gente acude a apreciar y comprar sus faroles en vísperas del festival.
Lyu, de 63 años, está contenta de ver el amor de la gente por los faroles, pero considera que queda mucho por hacer para garantizar la supervivencia de este arte tradicional.
La veterana artesana cree que la innovación es clave para mantener vivo el antiguo oficio y ha venido explorando la creación de faroles de diferentes diseños y colores más acordes con la estética moderna.
El espíritu de innovación salta a la vista en el evento de Quanzhou: una mezcla de faroles tradicionales y luces led modernas.
Quanzhou también ha abierto una exposición de faroles en línea donde se muestran imágenes de faroles creativos y retransmisiones en directo de los espectáculos que se suceden por toda la ciudad.
Vía spanish.xinhuanet/www.diariorepublica.com