La tumba de Jesús en Jerusalén, lugar donde la creencia religiosa sitúa su resurrección, se ha llenado de andamios para dar inicio a una minuciosa restauración que pretende recuperar el lugar más sagrado para el Cristianismo, en avanzando estado de deterioro desde hace años.
La restauración, que se centra en la recuperación del Edículo, un pequeño templete donde los cristianos creen que se produjo el enterramiento y resurrección de Cristo, es la primera de los últimos 200 años y para ello ha sido necesario un histórico acuerdo entre las tres corrientes que custodian el lugar.
“No podríamos haber hecho frente a este proyecto sin el acuerdo común de las tres custodios”, aseguró a Efe Antonia Moropoulou, directora del proyecto de renovación y profesora de la Universidad Nacional Técnica de Atenas.
Acariciado cada día por miles de peregrinos y visitantes, la estabilidad del complejo sepulcral sehabía debilitado debido a la humedad y el calor, y su aspecto físico ennegrecido por el humo de las velas.
“No estaba en peligro, pero ya presentaba signos de riesgo” aclara Moropoulou al explicar los trabajos que se realizan.
El Edículo en restauración fue erigido por la Iglesia Greco-ortodoxa en 1810, tras un fatal incendio que había acabado con el anterior del siglo XVI.
Pero su custodia la comparte con las Iglesias católica romana y la armenia, un tutelaje muchas veces al borde del desencuentro que impedía devolverle su esplendor.
Hasta 40 expertos han trabajado en la elaboración del proyecto de rehabilitación, y otra decena lo hace in situ para recuperar el santuario de mármol, misión para la que tienen nueve meses de plazo.
El equipo está dividido en dos grupos: los restauradores-reparadores y los conservadores.
“No es sólo un trabajo técnico sino también científico interdisciplinar, porque la meta no es sólo rehabilitar el Edículo santo, sino realzar y preservar sus valores a través de esta rehabilitación”, relata a Efe la directora del proyecto.
Además de erradicar la suciedad de los poros de las antiguas placas de mármol, también se están extrayendo muchas de ellas para inyectar todo tipo de aislantes y pegamentos que refuercen la estructura interior, y fijar con tornillos de titanio aquello que lo requiera.
Se tiene previsto que la restauración dure ocho meses. Para principios de 2017 la tumba de Cristo debería lucir como nueva.
Vía EFE/www.diariorepublica.com