Nueva Zelanda, el primer país con un número importante de habitantes que entra en el año nuevo, recibió a 2016 realizando una cuenta atrás en los segundos previos a la medianoche siguiendo un reloj digital gigante instalado en la popular Sky Tower de Auckland. Se hicieron sonar bocinas y los asistentes lanzaron vítores cuando la torre se encendió con fuegos artificiales, con colores que cambiaban del verde al rojo y al blanco.
En Sydney, Australia, ya recibieron también el 2016. Congregados en Melbourne, propios y visitantes disfrutaron de un espectáculo en el que 11 toneladas de fuegos artificiales iluminaron el cielo.
Funcionarios australianos, que luchan por contener la amenaza que suponen los extremistas nacidos en el país, animaron a quienes celebran el cambio de año a disfrutar de la noche y aseguraron que miles de policías extra patrullarán las calles de las principales ciudades.
Sydney, se toma muy en serio su papel como una de las primeras grandes ciudades del mundo en recibir el año nuevo y desplegó su habitual y vistoso espectáculo. Más de un millón de personas se reunieron en su famoso puerto para asistir a un brillante espectáculo pirotécnico que incluyó una colorida «cascada» que cayó del Harbour Bridge y con efectos que emulan las siluetas de mariposas, pulpos y flores.