Guste o no, Halloween es una fiesta que ha llegado para quedarse, pero no es la única; hay otras muchas otras tradiciones para estas fechas y hemos hecho un repaso de alguna de ellas.
Día de los muertos: México
Este día se celebra en varios países de América Central, pero México se lleva el premio al más esplendoroso. Al llegar los conquistadores, el culto a la muerte se fusionó con el catolicismo, dando origen a la tradición del Día de los Muertos, que se celebra en México durante el 1 y 2 de noviembre.
En esas fechas, los mexicanos recuerdan a sus muertos acudiendo a panteones para adornarlos con flores y en las casas colocan altares, para que las almas abandonen el más allá y vaguen por el mundo, visitando a la familia y amigos.
Pero quizás lo más llamativo de esta fiesta mexicana son las catrinas, mujeres vestidas de damas de la alta sociedad con caras de calaveras. Una imagen complicada de olvidar, ¿o no?
Cuando el sol se esconde el 5 de noviembre, las ciudades de Inglaterra se llenan de fuego. Todo el mundo sale para celebrar la noche mágica de las hogueras (Bonfire Night), una tradición que no está dedicada a conmemorar ningún muerto, sino a recordar un fracaso: el fracaso de la Conspiración de la pólvora en 1605.
La tradición reúne a las familias en una cena en la que se sirven patatas asadas, salchichas, puré y manzanas de caramelo. Después, las hogueras se vuelven las protagonistas de la noche, mientras los pequeños tiran petardos y hay fuegos artificiales surcando el cielo. A medida que la noche avanza, se puede ver cómo arden figuras de personajes públicos.
Esta noche se parece más al día de los Difuntos en España que a lo que comúnmente conocemos por Halloween. Se encienden velas sobre las tumbas, especialmente en la de los niños; esta tradición originalmente se celebraba en Navidad, pero durante las dos guerras mundiales se fue desplazando hasta el primer sábado de noviembre.
En China esta noche es una oportunidad para conectar con los seres queridos que han fallecido y les hacen regalos para que se encuentren más cómodos en el más allá. Es decir, la idea de esta noche es ser respetuosos con los espíritus y recordar su vida por parte de los vivos.
Se extiende durante varias semanas y suelen quemarse cualquier tipo de cosas, que significa que esos objetos pasan a los muertos. También se llenan altares con comida y bebida para que las almas del infierno no pasen hambre y se venguen de los vivos.
Irlanda empezó a celebrar esta fiesta hace mucho mucho tiempo; originalmente era un festival pagano que los celtas celebraban con el nombre de Samhain (que significa ‘fin del verano’); creían que esta noche los espíritus volvían al mundo de los mortales, así que encendían grandes hogueras para ahuyentar a los malos espíritus. También se ponían grandes máscaras y trajes, para parecerse a ellos y que no les llevaran con ellos al infierno.
Un dulce típico de esta noche es el Barm Brack, un bizcocho donde se esconde un anillo y un penique y se conoce con el siguiente refrán: “Te casarás este año si encuentras el anillo y tendrás fortuna si encuentras el penique”.
Vía El País/www.diariorepublica.com