Muchas personas creían extintas las tribus, sin embargo, hoy en día existen varias que están totalmente desconectadas de la civilización y lo han evitado durante siglos.
Los pintupi
Este grupo de aborígenes (primera foto) habita el área del lago MacDonald y el lago Mackay en Australia Occidental y hasta 1984, cuando las primeras personas se toparon con ellos, permaneció sin contactar. Poco antes de ese encuentro la tribu ya hizo intentos de ponerse en contacto con un grupo de aborígenes australianos occidentalizados. Sin embargo, su aspecto -con cintas hechas de cabellos humanos y lanzas de 2 metros de largo- es lo suficientemente extraño como para asustar incluso a otros aborígenes australianos, y el contacto con otro pueblo no se realizó.
La tribu cree que todo el mundo sería destruido por un terremoto si alguna vez cambian sus costumbres, con lo que no desean salir de su aislamiento. Otro factor, aún más importante, consiste en que viven en una región tan densamente boscosa y montañosa que la mayoría de las aldeas no tienen contacto ni siquiera entre sí, y mucho menos con el mundo exterior.
Los viejos creyentes se separaron de la iglesia principal rusa en el siglo XVII por los cambios dogmáticos que sufrió. Desde entonces, los grupos de los viejos creyentes, resistentes a la reforma, huyeron del Gobierno buscando asilo en el extranjero o asentándose en la vacía y áspera extensión del norte de Rusia.
También conocidos como la gente cuajareño, habitan las zonas remotas de la selva amazónica en la región de Madre de Dios, Perú. El Gobierno peruano trató de limitar la exposición de la tribu prohibiendo a los turistas ir a la tierra donde habitan para establecer contacto. Por desgracia, los operadores privados en Perú han empezado a ofrecer “safaris humanos” donde la gente busca deliberadamente pueblos indígenas no contactados.
El único sobreviviente de una tribu está viviendo desde hace por lo menos 15 años en aislamiento en la selva brasileña. Es conocido como ‘el hombre del agujero’ debido a que cava en el centro de unas chozas de palma enormes agujeros de 5 metros de profundidad. No se sabe para qué los utiliza porque estas cabañas son abandonadas en cuanto alguien se acerca a ellas. Se cree que su tribu, cuyo nombre se desconoce, fue masacrada por los ganaderos de la zona, con lo que no es de extrañar que desde entonces prefiera evitar todo tipo de contacto con el mundo exterior.
La tribu se resiste fuertemente a cualquier contacto con otros pueblos. En 2006 dos pescadores que se acercaron a sus playas fueron asesinados por los sentineleses y enterrados en la isla. Los helicópteros lograron localizar los lugares de enterramiento, pero no pudieron aterrizar porque la tribu, que no tiene ni la menor idea de lo que es un helicóptero, empezó a dispararles flechas. Incluso los policías locales se negaron a ir a recoger los cuerpos de los pescadores afirmando que serían “asesinados con flechas untadas en sangre”, escribe la página Cracked.
Vía Noticias24/www.diariorepublica.com