Hace seis años que Luis Chataing se embarcó en la muy cambiante aventura del teatro, una travesía que le ha sumado a su carrera ese toque de adrenalina cada que debe enfrentarse a un público distinto.
Hoy a las 7:00 de la noche llegará al Aula Magna de la URU para presentar “Todo gira”, su nueva pieza teatral que reúne en el escenario las mejores rutinas de sus otras tres presentaciones, con material adicional e improvisaciones sobre temas que se estén tocando en la actualidad.
En entrevista, vía telefónica con este rotativo, indicó que el show busca retornar a la esencia del ‘stand up’, durante una hora y 20 minutos. Además conversó sobre el desarrollo, retos y satisfacciones que ha logrado con su oficio:
—¿Su obra se llama Todo gira. ¿Cuánto ha girado usted en su vida?
Yo giro todos los días. Uno parece un satélite de algo que desconoce. Le puse ese nombre porque precisamente todo mi material, mis experiencias y ganas de seguir aprendiendo están girando conmigo, por Venezuela y el mundo.
—Haga un balance de su paso por el teatro en estos seis años. Experiencias, satisfacciones, obstáculos…
Lo primero que puedo decir de mi arribo al teatro es que el encuentro con el público en vivo es fantástico, porque yo soy un hombre de radio y de televisión y, por más grande que sea un estudio de TV, nunca he podido meter a dos mil personas en uno (risas). Pero esa sensación de adrenalina, de no saber qué va a pasar en cada show, ese público que es tan distinto noche a noche se convierte en algo adictivo y es una prueba para el artista en su capacidad de desarrollar el contenido del show.
—¿El humor debe, necesariamente, estar cargado de política?
No, sino que para mí el humor es una herramienta importantísima para hablar sobre lo que nos aqueja, y también un instrumento muy poderoso para aliviar, abrir la llave que permita que uno bote el estrés y actué con cabeza fría y no caliente. Creo que una dosis diaria de humor es necesaria para poder vivir la vida.
—¿Cuál es su sello personal como comediante?
Probablemente la habilidad que creo tener para tocar los temas diarios. Eso es difícil porque las mejores rutinas de comedia se van conformando con el paso de los años. Lo dicen los mejores humoristas del mundo: cinco minutos de un buen espectáculo se logran en tres meses, por lo menos, y a mí me toca hacer tres horas de show todos los días con material nuevo para la radio. Mi habilidad es poder interpretar la actualidad a través del humor.
—¿En qué momentos vemos al Chataing serio?
Soy un tipo tremendamente serio, pero sobre el escenario, en la radio, trato de equilibrar a ese tipo con el divertido o absurdo. Creo que la comedia conlleva un análisis muy preciso, es muy matemática, y si un chiste tiene dos palabras de más, no funciona. Es una cosa hasta melódica.
—¿Cuál es el karma de todo humorista?
Alguna presentación que no haya funcionado como lo esperaba. Eso siempre queda archivado en el disco duro y juega en contra del próximo espectáculo, pero también es un incentivo para tener valor. El humorista es uno de los seres más valientes que conozco. Hay que tener mucho brío para salir a un escenario y enfrentar uno solito, con esa iluminación encima, a un público de dos mil personas que está desafiante de que le hagas reír.
—¿Ha sentido alguna vez que ya es hora de dejar el campo humorístico?
No sé. El futuro para mí es muy incierto. No he pensado qué podría yo hacer el año que viene. No sé si vaya a permanecer en Venezuela, pero le ruego a Dios que cada día que pase se abra una nueva oportunidad que me permita estar acá acompañando a la gente que tanto me ha dado.