Exhumación de los restos de José Gregorio Hernández: el paso final hacia la santidad
El 26 de octubre de 1864 nació en Isnotú, un pueblito del estado Trujillo, José Gregorio Hernández Cisneros. Entonces nadie podía saberlo, pero el hijo de Benigno y Josefa sería un iluminado de la medicina al servicio de los más necesitados. Después de muerto, la gente diría que obraba milagros y lo llamarían santo. Hoy a 156 años de su natalicio, el mito está a punto de hacerse realidad.
Este lunes se realizará a puerta cerrada la exhumación de los restos mortales del doctor José Gregorio Hernández. Un equipo de patólogos examinará la osamenta, mientras dos fiscales jurídicos de la Iglesia certificarán su autenticidad, en cumplimiento del riguroso protocolo exigido por El Vaticano. Con este acto, se da el paso final hacia la ansiada beatificación del médico de los pobres, cuya causa fue introducida en la Santa Sede en el año 1949, por iniciativa del monseñor Lucas Guillermo Castillo.
Como medida de seguridad por la pandemia de COVID-19, el público general y los medios de comunicación, tendrán el acceso restringido a la iglesia Nuestra Señora de la Candelaria en Caracas, que desde 1975 es el lugar de descanso del futuro beato.
La ceremonia de exhumación será transmitida en vivo por las pantallas de Vale TV canal 5 y por el canal de YouTube de la Arquidiócesis de Caracas. Asimismo, desde esas dos plataformas se generará una señal matriz, a la que podrán unirse todos los medios que deseen darle cobertura a esta celebración religiosa, que marca un hito para la iglesia venezolana y los devotos del milagroso galeno, quienes, por más de 71 años, han impulsado la causa para elevarlo a la santidad.
Cabe destacar, que los restos del Venerable fueron exhumados por primera vez el 23 de octubre de 1975, cuando se trasladaron del Cementerio General del Sur a la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria.
Para el momento en que se realizó la primera exhumación, la Causa para la Beatificación de José Gregorio Hernández ya había sido introducida en El Vaticano, y tres años antes, en 1972, al benévolo doctor lo habían declarado Siervo de Dios, el primer título necesario para iniciar el camino hacia los altares.
De acuerdo con registros históricos, fue un incendio ocasionado por la gran cantidad de velas que los devotos dejaban en la tumba de Hernández, lo que alertó a las autoridades eclesiásticas, sobre la necesidad de resguardar los restos del médico de los pobres en un lugar más seguro.
La preparación previa a la ceremonia de exhumación fue también un proceso esmerado. Esta última semana al pasar frente a la Iglesia de la Candelaria, (que próximamente será elevada a santuario por ser el centro de la devoción al “Venerable”), se percibía un olor a pintura y podía verse a los trabajadores brocha en mano, afanados en retocar los colores de la fachada.
El pasado viernes 23 de octubre, día en que casualmente se cumplían 45 años del traslado de los restos de José Gregorio a la Iglesia de la Candelaria, se realizó la pre apertura de la tumba y el ensayo general de la ceremonia.
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Via GB/Diario Republica