
Durante el pasado mes de febrero al menos 21 migrantes venezolanos perdieron su vida por consecuencias de hechos violentos en contra: 14 hombres y 7 mujeres en diferentes países.
La mayoría de las muertes se produjo por armas de fuego, señaló el medio tachirense La Prensa. En total, ocho hombres fallecieron a balazos, dos fueron víctimas de ataques con arma blanca y dos sufrieron golpes a mansalva.
Entre los casos que impactaron el mes pasado está el de la venezolana que falleció de hipotermia cuando trató de cruzar el Río Bravo para intentar llegar a Estados Unidos sin éxito y perdiendo su vida en el recorrido.
Diocelys Salazar tenía apenas 22 años de edad cuando la asesinaron en Riobamba, Ecuador, en medio de un presunto caso pasional. Dos mujeres, motivadas por los celos, la apuñalaron. Asimismo, se conoció del caso de Dayana Jiménez, de 29 años de edad, quien murió acuchillada en una plaza pública de la población de Socorro, en el departamento de Santander, en Colombia.
El joven Jesús Castejón, de 25 años de edad, murió luego de que sujetos lo interceptaron en Perú cuando trabajaba de repartidor y le propinaron varios disparos. Le robaron la moto en la que se trasladaba, aunque la dejaron abandonada en una zona cercana.
Wilmer Colmenares, de 41 años de edad, fue lanzado desde un tercer piso luego de que recibió una brutal golpiza en el barrio Villa El Salvador, de Perú.
Por presuntos celos a Karlos Reinoso Araque, de 19 años de edad, lo asesinaron en una fiesta en Santiago de Chile. Un desconocido desenfundó su arma de fuego y, sin mediar palabras, le disparó en la cabeza a la vista de todos los presentes.
En otro suceso, y pese a que el hecho ocurrió en enero, gran desazón y desconcierto causó la viralización de un video en el que se observó el asesinato de Orlando Abreu, de 27 años de edad. Fue atacado por un sujeto, alias Cara cortada, cuando trabajaba en un mercado de Trujillo, en Perú.
Sugey de Arcia, de 46 años de edad, y Bárbara Esbelt Arcia, de 15, madre e hija, murieron intoxicadas debido a una fuga de gas en el departamento donde vivían en Ciudad de México, México. Aunque, el móvil de este hecho fue accidental y no un atentado contra sus vidas.
Fuente El Nacional/Diario República
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