“¡Feliz cumpleaños!… ¿Quién cumpleaños?… ¡Feliz cumpleaños!… ¿Quién cumpleaños?… ¡Feliz cumpleaños!”, las frases de emoción se encienden con el cumpleaños de una amiga, al finalizar el taller de estimulación psicosocial de la Fundación ConCiencia (FundaConCiencia), organización sin fines de lucro, adscrita allaboratorio de Neurociencias de la Universidad del Zulia (LUZ), que se encarga de investigar, desarrollar proyectos y fortalecer el cuidado de la memoria, dirigidos por la neuróloga Gladys Maestre de Homes.
La memoria es la facultad que nos permite recordar, esto gracias a la conexión de las neuronas cerebrales, que con los años y algunas enfermedades comienzan a degenerar su trabajo. Generalmente la más afectada es la memoria inmediata.
El ambiente del taller es familiar, asisten alrededor de 20 personas en cada clase. Aunque buena parte de los que acuden han sido diagnosticados con enfermedades relacionadas a la pérdida de la memoria, las terapias le han permitido mejorar su calidad de vida.
“Muchos llegan sin casi hablar, muy serios y, poco a poco, se van animando. El cambio se ve incluso en sus casas”, dice Elba Quintero, colaboradora de la fundación.
Y es que, aunque el dinero no abunda, la calidad humana sí, y el amor que se le da al paciente es fundamental para el desarrollo de su ánimo, pues la desidia, el abandono y la falta de comprensión tienden a ser enemigos devastadores de la memoria en el adulto mayor.
Las conversaciones son amenas entre todos: “¿Y cómo sigues? ¿Cómo fue qué te caíste chica? ¡Dame un beso! ¡Estás bellísima!”. Los diálogos que hacen eco los jueves, de 3:00 a 5:00 de la tarde en las paredes de un salón facilitado por el Instituto Regional de Investigaciones y Estudios de Enfermedades Cardiovasculares de LUZ (Iectas).
Blanca tiene más de 80 años, la edad precisa no la recuerda, fue diagnosticada con Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa que afecta la memoria progresivamente.
“Lo que lamento es que mi esposo era médico, pero quedé viuda. Estoy excelente de salud, vengo para acá a distraerme es un ambiente muy agradable donde comparto mucho. La memoria si está muy falla, pero… ¡imagínate! con tantos años, algo tenía que fallarme. Lo que lamento es que mi esposo era médico, pero quedé viuda”, repite y sus conversaciones se basan en los buenos modales, en la importancia de la cultura, de guardar la reputación, de la inseguridad y de una serie de temas que, en ocasiones repite con frecuencia.
De acuerdo con datos de la Fundación Alzheimer, en Venezuela más de 100 mil personas padecen esta enfermedad que, además es la causa de demencia más común en el mundo. La Organización Mundial de la Salud afirma que acapara entre 60% y 70% de estos casos.
El Zulia no escapa a esta realidad: “Los estudios epidemiológicos llevados a cabo por LUZ, y validados innumerables veces en publicaciones internacionales y expertos, han señalado que y Alzheimer. Prácticamente, uno de cada 10 adulto mayor lo padece. Investigaciones realizadas en Caracas revelan cifras similares”, señala la neuróloga Gladys Maestre de Homes.
La memoria permite retener experiencias, se ha definido como la expresión de que ha ocurrido un aprendizaje.
En los talleres, facilitados por la especialista Gladys Amaya de Maestre, los asistentes sociabilizan y desarrollan tareas de entretenimiento y fortalecimiento cerebral que van desde traer a la mente un recuerdo y escribirlo hasta. No solo aprenden los pacientes, también sus cuidadores y los voluntarios.
“Es una retroalimentación. Yo cuando llegué a la casa de la señora Blanca la vi mal atendida y me dieron el trabajo para estar a cargo de ella. Aquí he aprendido a manejar situaciones en las que antes perdía el control. He desarrollado la paciencia y el cambio se nota lentamente en ambos”, afirma la cuidadora Magalis Carranza.
Las actividades de los talleres no se quedan en el Iectas los jueves, pues los martes, los pacientes, sus cuidadores y voluntarios vuelven a reencontrarse para una terapia de ejercicios de conexión cuerpo y mente facilitados por la especialista en Kung fu, Neva Mora, gran amiga y colaboradora de FundaConciencia.
Yosvelky Rivera, integrante de la fundación, señala una realidad con la que todos los que se benefician o de alguna manera prestan su apoyo a esta labor están de acuerdo: “Hace falta mucho. Tenemos corazón y ganas, pero requerimos más voluntariado y no tenemos sede propia. Contamos con la ayuda de muy pocas personas, necesitamos que empresas y voluntarios se unan a esta gran labor, porque cuidar a un adulto mayor es cuidar lo que un día todos seremos”.
Nota de prensa