Mujeres y hombres cansados en plena cola para entrar a Centro 99 del Ipas-ME en Cecilio Acosta, optan por sentarse en las caminerías para ver pasar el tiempo y esperar su turno de compra. La temperatura no es amigable, 42 grados de sensación térmica.
Llegó la harina, el arroz y el aceite y la gente del sector ha salido inmediatamente a buscarlos en el referido mercado.
Ana Soto dice: «Tengo que hacer la cola porque no tengo comida en la casa, no tengo otra salida», mientras trata de levantarse del piso. Afirman que no han visto movimiento de bachaqueros, pero otros ciudadanos en cola señalan la presencia de bachaqueros.
«Aquí en esta cola hay bachaqueros, eso es sabido, allí están, los guajiros son los primeros», dice Alfredo Nava, obrero que se ha acercado a adquirir productos. Los wayúu son los primeros estigmatizados con el contrabando de extracción de alimentos.
Las mafias siguen activas y llevando gente a las colas para sacar de bolsa en bolsa, y tal parece que están logrando infiltrar a los supervisores de los supermercados. Ayer el mismo Jairo Ramírez, secretario de Seguridad y Orden Público confirmó que 22 trabajadores de establecimiento fueron citados para prestar declaraciones por presuntos boicot contra el plan antibachaqueo. Dejaban facturar con un número corriente de cédula: 123, inexistente en todo el país, como un mecanismo para burlar los controles de compra que adelanta el Gobierno para detectar a los contrabandistas.
Redacción/DiarioRepública